Por Nahuel Valenzuela

Hace 1 hora no tenemos agua potable. Nos sentíamos afortunados, sobre todo tomando en cuenta que vivimos en un sector periférico que a nadie le importa (ni la policía suele entrar a la población) y que además la gran mayoría de la ciudad lleva cortado el suministro desde ayer. Lo único bueno de todo esto es que mañana no me levantaré de la cama a las 5:40 am, ni tendré que caminar aún sin luz por la pasarela cuidándome de los “pasteros” que deambulan por doquier y “viajar” apretado como sardina en el Metro en dirección al centro. Sin embargo, la situación es seria, estamos en “alerta roja” nos dicen desde arriba.

“Dantescas” fueron las imágenes del río Mapocho desbordado y sus turbias aguas paseándose libremente por la Avenida Andrés Bello en la comuna de Providencia. “Fuimos los más afectados, el agua entraba por montones”. Palabras de Horst Paulmann. El “pobre empresario” dueño del Mall Costanera Center (que posee el edificio más alto de la ciudad) apareció en la televisión dando instrucciones y según algunos medios, “colaborando él mismo” para que su capital se siguiera reproduciendo hacia el infinito –perdón- para desalojar el agua. A las 3 de la tarde estaría “tiqui-taca” el trabajo, afirmó el esforzado burgués. El Intendente Orrego lo acusa de ser el culpable del desborde del río Mapocho, y Paulmann se defiende señalando que en la rotonda Pérez Zujovic está el problema. Como siempre, todos se pasan la pelota.

Mientras, en la zona sur-oriente la cosa no está mejor. La tormenta que afecta a la región ha provocado el peligroso aumento del caudal del río Maipo, rodados, caídas de piedras e inundaciones ¿Sólo la fuerza de la naturaleza? El avance de los trabajos de la polémica construcción de “Alto Maipo” (otra del grupo Luksic), que proveería energía a una minera (¡Ojo!, esa energía no es para la gente común y corriente), han modificado sustancialmente el Cajón del Maipo. Es evidente, que las toneladas de residuos y tierra que han removido las obras para construir túneles, caminos e instalaciones, son la causa primordial de la gran turbiedad e insalubridad del agua, la cual supera con creces la capacidad de las plantas para tratar el agua y generar agua potable. Y de eso ningún gran medio de comunicación ha dado cuenta.

La memoria es frágil en este mundo de la instantaneidad neoliberal. Hace 23 años un aluvión sepultó mucho más que casas y nada se ha aprendido de aquello. Desde entonces, el radio urbano no ha cesado de expandirse para aumentar el negocio inmobiliario y por lo mismo la isoterma subió, y hoy, donde debería nevar, cae agua. Cuando el ser humano actúa irracionalmente, movido por la arrogancia y el bolsillo, sin pensar en consecuencia alguna, la naturaleza se manifiesta. Ella no es la culpable, solo sigue sus ciclos, su curso.

El saldo hasta el momento de escribir estas breves líneas, según la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi) es de 1 mujer fallecida, 7 desaparecidos, 300 damnificados, 765  personas aisladas, y 29 comunas del gran Santiago se encuentran sin agua potable (4.000.000 de afectados) ¿Los responsables de todo este desastre? No es la naturaleza, sino la codicia y el “desarrollo” que no toma en cuenta la vida ni los intereses de las comunidades, de entidades como Aguas Andinas, Andrónico Luksic, Aes Gener, gentuza como Paulmann y el gobierno de turno (Bachelet); todos ellos agentes activos y defensores de la barbarie llamada capitalismo.