FOTO: AGENCIA UNO

12 de abril 2016

Centro Comunitario Las Huaitecas

Cerro La Cruz, Valparaíso Chile

A dos años de una de las mayores catástrofes sociales en la historia de Valparaíso, estamos de pie, luchando por una mejor vida para todos y todas, pero aun no nos recuperamos de la pérdida. A dos años, recordamos a quienes perdieron la vida ese infernal 12 de abril del 2014, y también a todos quienes en un vital esfuerzo por volver a levantarse se han terminado por apagar, muchos en completo abandono e incertidumbre.

Hoy nos enfrentamos al riesgo, al miedo y a la vergüenza. Perseguimos sueños y proyectos, nos alegramos de nuestros triunfos, y alentamos a nuestros pares. Sin embargo, según las últimas cifras del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, desde la tragedia a la fecha 1.037 familias cuentan con viviendas definitivas mientras que 1.961 aún esperan, y de esas viviendas construidas sólo el 10, 5%, o sea 131 viviendas, posee recepción municipal.

¿Qué nos marca esta realidad? ¿A qué nos hemos expuesto todo este tiempo? ¿Qué han hecho o dejado de hacer las autoridades frente al gran presupuesto de 230 mil millones de pesos en los cerros siniestrados?

1. Con respecto a la Reconstrucción en sitio propio, y de acuerdo a la realidad que manejamos como Centro Comunitario de nuestro cerro La Cruz, existe un gran número de vecinos que ha tenido diversos problemas con las inmobiliarias y con todo el manejo de SERVIU, DOM y Municipio al respecto. Estos problemas están principalmente ligados al abandono de obra (por declararse en quiebra, falta de presupuesto, incompetencia), mala ejecución y terminación, robo de dineros, realización de proyectos completamente distintos a lo acordado, retención de carpetas, abaratamiento en materiales y pérdida de calidad, etc. Lo anterior sumado a un alto porcentaje de desconformidad en las entregas por infraestructuras deficientes (muchas construcciones a panel que no encajan, con filtraciones, sin medidores, sin muros, sin acceso, sin canales de agua apropiados), demora excesiva en las entregas y en la aprobación de la DOM/SERVIU, entre otros.
   A las familias estafadas por las constructoras, SERVIU ha entregado propuestas de solución que muchas veces terminan siendo un problema mayor, puesto que en última instancia han tenido que optar por modelos con los que no están a gusto y que imponen su propia lógica de construcción.

Desde que comenzaron a levantarse viviendas en los cerros delegaciones, autoridades han prometido fiscalización y mano dura con las edificaciones, sin embargo, a dos años sólo tenemos 6 constructoras con observaciones (Seconsa S.A, Provalpo Ltda y Movic S.A, junto a las entidades patrocinantes Nolberto Salinas y Abogados Asociados Spa, y Consultoría e Inversiones Santa Graciela Ltda.) de las más de 130 que han desfilado en los cerros, muchas de ellas hostigando y jugando con la dignidad de los y las pobladores.

2. Para quienes han avanzado en Autoconstrucción, de acuerdo a un catastro que hemos realizado en la zona, un alto número se encuentra resignado a continuar endeudados ya que viendo todas las trabas y negaciones de parte de la autoridad, desconfían de la entrega del subsidio final.

La cantidad y el costo de los trámites, la nula orientación y desinformación, hace casi imposible que vecinos y vecinas construyan sus viviendas de manera segura.

Muchos han preferido salir de sus casas de emergencia, mejorar sus condiciones de higiene antes que esperar a que las circunstancias de salud mental y física empeoren.

3. Para allegados y allegadas, arrendatarios, o a quienes se les ha prohibido la reconstrucción en los lugares donde habitaban, y que se han adjudicado el subsidio de compra de vivienda en otro sitio, hoy se encuentran en completa incertidumbre puesto que mucho de los conjuntos anteriormente aprobados por SERVIU hoy están siendo desaprobados. Hasta el momento se contabilizan 6 proyectos rechazados, dentro de ellos Vista Merced, que después de un año de su aprobación deja a 563 familias en la incertidumbre sin saber hasta el día de hoy donde habitarán.
   En similares circunstancias están 230 familias que fueron trasladadas a conjuntos en Villa Alemana y que hoy denuncian el deplorable estado de las construcciones.

Las circunstancias a las que nos hemos visto expuestos como pobladores, ya sea exigiendo nuestros derechos o haciendo uso de nuestros beneficios, o simplemente por habitar nuestros cerros, han sido:

• Tratos vejatorios, desidia y burla de parte de diversas instituciones que se relacionan con la reconstrucción. Han abusado de nuestra paciencia, nos han creído ignorantes, muchas veces hemos recibido humillaciones al momento de realizar trámites, de consultar o exigir respuestas.
• Descoordinación, transitoriedad y descompromiso de parte de autoridades. No logramos entender el nivel de burocracia y tramitación excesivo en temas que son de primera necesidad. Nos hemos visto muchas veces en situaciones donde somos nosotros quienes terminamos comunicando a funcionarios, o intercediendo en el mal manejo, desconocimiento o disputas al interior de estos servicios. Nos cansamos de escuchar explicaciones con respecto a que el sistema funciona mal, o que recién vienen a enterarse del trabajo que les corresponde. eso también es lucrar con la tragedia.
• Contexto de insalubridad por mal manejo de fosas, por no limpieza de canales, por la nula fiscalización a las empresas constructoras que depositan escombros y desechos en quebradas y sectores en los que aún hay viviendas transitorias.
• Incumplimiento de proyectos de intervención y mitigación de riesgos, proyectos en los que la inversión ha sido considerable, donde vecinos y vecinas han depositado su trabajo y confianza, y que no finalizan o no entregan resultados acorde a sus mismos compromisos. Principalmente nos referimos a Conaf y su programa de Recuperación de Quebradas y limpieza de micro basurales.
• Nula fiscalización a las inmobiliarias, constructoras, entidades patrocinantes que han jugado con los recursos, la paciencia y la dignidad de las y los pobladores.
• Sobre intervención de parte de programas como Quiero Mi Barrio que han impactado las propias dinámicas barriales generando distanciamiento y oposiciones entre vecinos y vecinas, y que a través de discursos como participación y generación de barrios seguros han terminado disponiendo de nuestros espacios y tiempos enajenándonos de nuestra memoria e identidad.
• La condición actual del consultorio no da abasto ni entrega un correcto servicio a nuestra población. Existiendo un monto presupuestado en la reconstrucción de 230 mil millones, y que de acuerdo a cifras oficiales menos del 5% se ha invertido realmente, nos preguntamos qué sucede con la construcción del consultorio definitivo. Como Centro Comunitario, como vecinos y vecinas afectados, vemos como día a día la salud de nuestros adultos mayores, de padres y madres de familia empeora gravemente. El consultorio, la dotación de profesionales, la disponibilidad de insumos y servicios, y el financiamiento de programas de intervención psicosocial y preventivo de mediano y largo plazo, creemos debe ser lo primero a la hora de pensar en la designación de fondos.
• Las autoridades han señalado, y en particular la Ministra de Vivienda y Urbanismo, que gran parte de la disconformidad de los pobladores se debe a que no entienden que hay obras prioritarias, que hay mecanismos como las recepciones que deben ser lentas y engorrosas, que hay proyectos como avenida Alemania y Camino la pólvora que deben estar por delante de la construcción de nuestras casas o la instalación de servicios mínimos… Sin embargo, ya nos hemos ido dando cuenta, en base a la experiencia y al análisis de todos estos eventos, que existen razones que trascienden a nuestra necesidad, que son parte de una planificación previa pensada en el desarrollo a la medida de quienes lucran con la ciudad y que persigue no sólo borrarnos de las decisiones sobre cómo reconstruir nuestras casas y barrios, sino que atropellan a porteños y porteñas justificando este redibujo con reconstrucciones y obras benéficas.

A dos años del incendio no nos hemos olvidado de las muertes, del miedo, de los riesgos, las promesas incumplidas, del abandono y el abuso de quienes lucran con la tragedia. A dos años la salud empeora y el trabajo falta. A dos años aún no tenemos casa y muchas veces desconocemos el lugar donde habitamos. Pero aquí estamos, aquí seguimos, y no nos quedaremos tranquilos hasta conseguir lo que nos corresponde, hasta frenar toda esta corrupción y atropellos contra la legítima voluntad de los porteños en la decisión sobre cómo quieren habitar su ciudad, sus cerros, sus casas.