Por Nahuel Valenzuela

Desde las 19:00 horas de hoy en la intersección de Isabel Riquelme con calle Carmen, comuna de San Joaquín, en las afueras de la empresa Azeta, cerca de 300 personas realizaron un acto de homenaje a Juan Pablo Jiménez, un activo dirigente sindical asesinado por una supuesta “bala loca” hace 3 años en su lugar de trabajo.

Juan Pablo, al igual que muchas y muchos compañeros en diversos puntos del país, defendía y luchaba a diario por construir un sindicalismo clasista, solidario, democrático, antiburocrático, combativo y al servicio de la clase trabajadora: por esa razón fue asesinado y su crimen sigue aún impune. Un fallo judicial declaró culpable a un menor de la población La Legua, pero tal y como señala Margarita Peña, abogada de la familia Jiménez, “nosotros demostramos que eso es absolutamente imposible; mediante peritajes demostramos que es falso que una supuesta bala perdida disparada desde tan lejos haya impactado en nuestro compañero”. Paradójicamente, el mismo día en que se cerró el caso, declarando culpable al adolescente, se abrió otra carpeta investigativa. Esta segunda investigación prácticamente no ha avanzado ya que la Fiscalía no tiene la voluntad política de encontrar a los verdaderos culpables, a pesar, de los antecedentes presentados por quienes luchan incansablemente por encontrar la verdad.

La empresa Azeta hoy se encuentra en ruinas. Luego de que se declarara en quiebra, los terrenos fueron vendidos y en el sitio se construirá un parque: de esta forma intentan borrar para siempre el crimen de clase que allí se cometió. Sin embargo, la memoria sigue viva en quienes luchan por un futuro mejor para los pueblos y la clase trabajadora. Es así, como diversas agrupaciones y tendencias políticas clasistas de trabajadoras y trabajadores, dirigentes de sindicatos combativos, partidos y organizaciones de izquierda y músicos populares, se hicieron presentes para brindar un sentido homenaje a quien consideran un ejemplo de dignidad. En este sentido, Jorge Hernández, presidente del Sindicato Interempresa Nacional de Trabajadores de la Construcción (SINTEC), afirmó que “Juan Pablo por llevar adelante una tremenda lucha contra la empresa Azeta fue víctima de la violencia patronal, de un asesinato, y esta es una situación que el movimiento sindical debe denunciar”. En la misma línea, Gerardo Díaz Rojas, dirigente de los pescadores artesanales, oriundo de Constitución, quien fue multado con $19.000.000 por luchar contra la “Ley Longueira” y por la defensa de su forma de vida, señaló que lo ocurrido a Juan Pablo Jiménez; “es la forma que tienen los poderosos y el gobierno de bajar a los dirigentes que pelean por la clase obrera, ya que es un peligro para ellos”.

Al caer la noche y para cerrar la jornada, las y los manifestantes realizaron una tranquila marcha, acompañados por danzantes de tinku, por las calles del barrio aledaño al lugar en que fue asesinado Juan Pablo.

El próximo jueves 25 de febrero a las 19:00 horas, en la Plaza de Armas de Santiago, se llevará a cabo una nueva marcha, con la intención de denunciar el silencio y la complicidad del Estado y del sistema judicial chileno en este caso, reivindicando la memoria de Juan Pablo Jiménez y expresando el total rechazo a la reforma laboral antisindical que nos intentan imponer.