Por  Claudia Lártiga, responsable de la Secretaría de Cultura, miembro del Ejecutivo del SINTEP

Este ha sido un año particularmente conflictivo para nuestro sindicato, el SINTEP (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Enseñanza Privada), año en donde hemos estado luchando por obtener un Convenio Colectivo que nos dignifique como personas. Además, ha sido un año donde el conjunto de las expresiones organizadas han dado una batalla por el presupuesto nacional, en donde los trabajadores y trabajadoras hemos abierto los ganchos defendiendo nuestros intereses.

En medio de este escenario, los núcleos afiliados han ido dando sus grandes luchas a la interna de sus centros laborales. A casi una semana de finalizar el 2015, las y los trabajadores del Colegio Gabriela Mistral del barrio Malvín, en Montevideo, han dado muestras de dignidad, defendiendo a una compañera a quien la empresa ha querido despedir sin razones, sin argumentos, sin observaciones ni sanciones previas, o sea, se trata de un intento de expulsión de forma totalmente arbitraria.

La trabajadora, es la única de su núcleo, que pertenece al sector limpieza y la más antigua en la institución. Este conflicto ya lleva más de tres meses de intentos de negociación, pero la patronal no quiere doblar el brazo y se ha mantenido groseramente intransigente. El SINTEP en reuniones tripartitas (Dirección Nacional del Trabajo, Patronal y Trabajadores) ha presentado cuatro propuestas para el reintegro de la compañera, pero nada se ha logrado. La trabajadora fue enviada al seguro de paro y sin la posibilidad de reintegro.

A esto se suma un nuevo gesto hostil, la patronal ha cambiado a su antojo las condiciones para la elección de horas de los trabajadores docentes. Esto expresa la provocación de la patronal hacia las compañeras y los compañeros, que en caso de aceptar esta modificación, estarían acatando un cambio significativo en sus condiciones laborales, lo que puede leerse como un despido indirecto. Por estas razones este lunes 21 de diciembre, el núcleo del Gabriela Mistral, decidió ocupar las dependencias del centro educativo, acción que fue acompañada por núcleos de otras instituciones y por la dirección del sindicato.

Gracias al legado de la lucha sindical en Uruguay, las organizaciones se agrupan y luchan por rama, no por empresa, esto amplía los márgenes de organización, que van más allá de un sector (docentes, técnicos, etc.) y da la posibilidad de construir Unidad Sindical. Lo que la empresa de éste Colegio aún no captó, es que el SINTEP ha cambiado, que las y los trabajadores ya nos cansamos del estigma de que porque es “privado es mejor”, o “mando a mis hijos al privado porque no hacen paros”. Las y los trabajadores de la enseñanza privada enfrentamos a diario a nuestros patrones, nuestros sueldos son más bajos que en la educación pública y, dada las características organizativas tenemos la “gracia” de que cada trabajador y trabajadora inscrita en el circuito de la enseñanza privada, puede organizarse en el SINTEP, sean docentes, trabajadores de mantenimiento, porteros, de limpieza, técnicos, chóferes, etc. Esto nos da la posibilidad de tener una mirada, del conjunto de las y los trabajadores mucho más rica. Y nos impone mayores desafíos.

Las patronales siempre estarán midiendo nuestras fuerzas, por lo que esta ocupación ha sido importantísima, por un lado, ha distorsionado el funcionamiento del centro educativo, y por otro, ha reforzado la solidaridad entre las y los trabajadores.