Por Salvador Oskita

La Villa San Luis de Las Condes, también conocida como Compañero Carlos Cortés, fue un proyecto desarrollado por la CORMU (Corporación de Mejoramiento Urbano) para el gobierno de la Unidad Popular, el cual se emplazó en una de las comunas más ricas del país.

El objetivo principal de este conjunto habitacional, era poder terminar con la segregación urbana que ya en esa época se vivía en el país. En un principio -hasta 1973- la villa contó con una totalidad de 1038  unidades habitacionales construidas de hormigón armado, las cuales fueron confeccionadas para albergar a las familias trabajadoras de la comuna.

Los inmuebles construidos tenían, dependiendo el núcleo familiar, 2 ó 3 habitaciones y contaban con 50 ó 80 m2. El proyecto contaba con la elaboración de áreas verdes, además de espacios comunes tales como la incorporación de un centro cívico, como también equipamiento urbano.

En el diseño y la construcción de las viviendas participaron activamente las y los pobladores más desposeídos de la comuna, quienes pertenecían principalmente a campamentos y ocupaciones de terreno de uno de los lugares más pujantes del país.

El devenir después de 1973

Luego del Golpe Militar la villa sufrió un revés dramático, y los departamentos legitimante adjudicados a sus propietarios tuvieron el mismo destino trágico que sus ocupantes. Efectivos del ejército llegaron al lugar y procedieron a desalojar de la manera más brutal a las y los dueños de los inmuebles.

Los militares Ingresaron de noche al lugar y con camiones municipales destinados a la basura, obligaron a desalojar a los propietarios bajo la supuesta figura de “ocupación ilegal”. Así, las y los habitantes del barrio fueron trasladados de manera arbitraria a viviendas ubicadas en la periferia de la ciudad.

Después del desalojo, las viviendas fueron utilizadas por el personal del ejército, pero al percatarse de lo rentable del lugar, estos procedieron a la enajenación de los sitios e inmuebles -vendiéndolos a privados-, lo cual estuvo evidentemente envuelto en un manto de ilegalidad. De esta manera, el lugar comenzó a llamarse como actualmente se conoce: “Nueva Las Condes”.

La vuelta a la democracia

A pesar de todo lo anterior, hubo familias que resistieron los años de Dictadura y también las arbitrariedades de la vuelta a la democracia. En este período se vendió la totalidad del proyecto, salvo el lote 18, a la empresa Parque San Luis, la cual cambió su nombre hace algún tiempo, a Sinergia Inmobiliaria S.A. A pesar de lo anterior, la última casa del lote 18 fue vendida por su propietaria recién el año 2015.

Hoy, en el lugar se pueden apreciar grandes edificios corporativos de empresas como Lan Airlines y Corpbanca, en sitios en donde la CORMU desarrolló un proyecto para superar la segregación urbana.

La lucha continúa

No obstante, los pobladores de la Villa San Luis de Las Condes, siguen en pie de lucha por su sueño arrebatado por la Dictadura. En el documental “La Consagración de la Pobreza”, de Jaime Díaz Lavanchy, se relata en detalle el proceso de ilegalidad y arbitrariedad sufrido por los habitantes del proyecto de la Villa San Luis de Las Condes, y la impunidad de la cual gozan los responsables.

Registros como los de Lavanchy nos hacen reflexionar sobre la importancia de la vivienda como derecho social y sobre la necesidad de articularnos como sector en torno al derecho a la vivienda. Además, nos permite darnos cuenta de que la lucha a desarrollar no es tan solo por una vivienda o una casa, si no, por una forma de producir nuestro hábitat y desde ahí mejorar nuestras relaciones sociales y la sociedad en su conjunto.