Por Nahuel Valenzuela 

El Comité de Solidaridad Chileno-Mapuche con Kurdistán convocó a las 19:00 horas de hoy 21 de octubre a un mitin en el frontis de la embajada de Turquía, ubicada en la calle Monseñor Sotero Sanz 55/71 (comuna de Providencia), con el fin de mostrar su apoyo solidario a la lucha por la libertad y la autodeterminación que lleva adelante el digno pueblo kurdo. Al llamado concurrieron alrededor de 60 personas que provistas de pancartas y lienzos gritaron consignas contra el gobierno turco de Erdogan, prendieron velas y brindaron algunas palabras que subrayaron la necesidad de retomar el internacionalismo y el antiimperialismo como banderas de lucha.

Hace algunos meses que la situación de las y los kurdos en Turquía se ha vuelto crítica; las ciudades del sur han sido ocupadas por el ejército, el Estado turco ha bombardeado las posiciones de la guerrilla del PKK en las montañas, la izquierda kurda es perseguida y acosada constantemente, y se han perpetrado en Suruc y Ankara brutales atentados explosivos en medio de manifestaciones populares que han cobrado la vida de más de un centenar de militantes. En este momento Medio Oriente es un hervidero, un territorio en disputa en donde las grandes potencias del mundo están maniobrando, no escatimando en medios, para lograr imponer sus intereses imperialistas en la región; el actual contexto en Turquía, la guerra civil en Siria y la nueva intifada en Palestina son evidentes manifestaciones de aquello.

En diversos puntos de nuestra américa morena se han levantado comités de apoyo a la lucha del pueblo kurdo, sobre todo, a partir del impacto que causó la heroica batalla por Kobane contra el Estado Islámico (también conocido como ISIS o Daesh) y el conocimiento del interesante proyecto revolucionario del “Confederalismo Democrático” que las y los kurdos están intentado impulsar en los territorios liberados. Una apuesta de liberación socialista que pone en cuestión el patriarcado, el capitalismo, el imperialismo, el desarrollismo occidental y la devastación de nuestra madre tierra. Un proceso en construcción, que con sus aciertos e inevitables contradicciones, nos brinda la esperanza de que una vida digna no es solo necesaria, sino también, posible hoy.