Estas fueron las últimas palabras de Juan Alsina, sacerdote catalán detenido por militares el 19 de septiembre de 1973 y asesinado en el Puente Bulnes. 

Por Periódico Solidaridad

Juan Alsina llegó a Chile en 1967 para trabajar con el mundo obrero. Inició un intenso trabajo en poblaciones de San Bernardo y en el Hospital San Juan de Dios. En este último lugar fue detenido por  militares y trasladado al Puente Bulnes en el  río Mapocho.

Durante el primer procesamiento por el crimen del sacerdote catalán, fue acusado como autor de homicidio al mayor (R) de Ejército Donato López Almarza, Mario Caraves y Nelsón Bañados, este último -soldado conscripto- fue indicado como ejecutor.

El testimonio de Bañados fue fundamental para reconstruir el crimen, de acuerdo al expediente declaró: “Al llegar al Puente Bulnes mi capitán frenó (López). Yo me bajé como lo hacía con cada uno de los que fusilaba y saqué a Juan del furgón y fui a vendarle los ojos. Pero Juan me dijo por favor, no me pongas la venda, mátame de frente, porque quiero verte para darte el perdón. Fue muy rápido. Recuerdo que levantó su mirada al cielo, hizo un gesto con las manos, las puso sobre su corazón, movió los labios como si estuviera rezando y dijo Padre, perdónalos. Yo le disparé la ráfaga y cayó al tiro. Quería dispararle con la pistola, pero lo hice con la metralleta para que fuera más rápido. El impacto fue tan fuerte que volteó su cuerpo y prácticamente cayó solo al Mapocho, yo tuve que darle un empujoncito no más. Otros a veces caían al piso del puente y había que levantarlos y echarlos al río. Eran las diez de la noche y de este fusilamiento no me voy a olvidar nunca más”.

El delito se mantuvo en la impunidad por largo años, gracias a la Ley de Aministía, sin embargo, el año 2007 se reabrió el caso, considerado “asesinato calificado”, ya que fue perpetrado con “premeditación y alevosía”, pues se actuó bajo la total indefensión del sacerdote. Solo fue condenado el ex coronel del Ejército, Donato López Almarza, quien dio la orden de asesinar a Joan Alsina, a cinco años y un día de prisión.