Por Colectivo Educar y Transformar-Valparaíso

Decidieron entrar al gobierno tras acordar un programa de limitadas reformas al modelo neoliberal y al sistema político. Se aceptaron ambigüedades en las formulaciones, susceptibles de distintas lecturas ya sea entre sus nuevos socios (moderación política) o entre sus militantes (transformaciones reales), se aceptó en fin, sentarse con los administradores del modelo neoliberal con la esperanza de que tras las grandes movilizaciones de los últimos años, aquellos, estuvieran dispuestos a impulsar los cambios que la población reclamaba intensamente. Pero si lo solido se desvanece, las ilusiones son más frágiles aún.

Paulatinamente el realismo político, o más correctamente, las presiones del empresariado y de los sectores políticos más directamente ligados a ellos, fueron mellando el ya exiguo programa de reformas. La primera alerta fue la concreción de la Reforma Tributaria, que ni siquiera atacaba las bases del modelo, que terminó siendo negociada con el gran empresariado (para mayor gloria de sus intereses) y rebajando con ello las expectativas de recaudación fiscal necesaria para el plan de tímidas reformas que se ofrecieron a la población ¿Que hizo el PC? vociferar y amenazar que no aceptarían más negociaciones y acuerdos por fuera de la Nueva Mayoría (NM) y su programa, al cual seguían siendo fieles…  Pero luego de continuos aplazamientos vino la discusión de la Reforma Laboral, otra perla de cómo la NM zanja la aplicación del programa de gobierno, y nuevamente, se imponen los criterios de la Concertación (no, nos equivocamos con la nomenclatura): negación del derecho a negociación por rama productiva; fin al reemplazo en huelga… pero, la letra chica, obligación de mantener servicios mínimos; flexibilización de las jornadas laborales de acuerdo a las necesidades de las empresas… bueno de los patrones, y así un largo etc. Cierto que los gremios empresariales condenan la reforma, pues, están claros que pueden obtener mucho más todavía ¿Qué hace el PC a través de Bárbara Figueroa?, exigir que las modificaciones sean… graduales y consensuadas con los trabajadores (como si estos tuvieran poder real de negociación). Esto parece ser el realismo político para quienes la integración al sistema es el único horizonte posible.

En las reformas al modelo educacional la cosa no ha sido mejor. El ex-ministro comenzó la reforma Educacional ordenando y refinanciando el negocio de la educación particular subvencionada, les cambió el formato, serán fundaciones sin fines de lucro (como las ya tristemente conocidas universidades privadas…), eso sí, que de aquí a unos cuantos lustros, para asegurarse que aquellos buenos emprendedores cambien de giro comercial con tranquilidad, si es que, no les apetecen o les complican las nuevas triangulaciones para dirigir los fondos públicos a sus bolsillos. Pero como se volvió impresentable la situación, y algún reflejo estomacal tuvieron algunos, se proveyó un fondo para fortalecer la educación pública, claro está,  que sin modificar el modelo educacional de mercado. Es decir, nada se avanzó en pos de un financiamiento basal por escuelas y en base a la matrícula anual, muy por el contrario, se mantuvieron y ampliaron los conocidos “vouchers individuales”, expresión máxima del sistema neoliberal instaurado por la Dictadura y garantizado por los gobiernos de la Concertación. Bueno, el PC y algunos de sus socios, sostuvieron que las esperadas modificaciones vendrían de la mano de la nueva Carrera Docente y del Plan de Desmunicipalización y que ahí, sí que sí, las reformas serían con mayúsculas.

Así algunos incautos pensaron que, estando el PC con una representación parlamentaria con reconocidos ex-dirigentes estudiantiles, el tema educativo sería el gran avance del gobierno y permitiría compensar los renuncios anteriores. Pero, ya el año pasado, el gobierno y sus fieles porta estandartes del PC y la NM dieron señales de lo que se venía. Frente a la tozudez del ministro de no mejorar la oferta en la negociación de la Agenda Corta, nuevamente el PC se posicionó con el gobierno y saboteó  la movilización de las y los profesores. Demostrando que no se puede estar en tres frentes a la vez: en el parlamento, el gobierno y la calle. Nuevamente gritaron a los cuatro vientos que había que esperar, que con la negociación de la nueva Carrera Docente cambiarían las cosas, que no había que ser impacientes y que era necesario evitar caer en los discursos populistas de los disidentes al interior del Colegio de Profesores, ya que estos representaban a pequeños grupúsculos con intereses electorales. Que las mesas de trabajo con el Mineduc parirían  un proyecto de ley consensuado con el gremio y que por fin veríamos la luz al final del túnel. La traición se vistió nuevamente de realismo político.

Pero que algunas ovejas decidan caminar con los lobos, no vuelve a estos vegetarianos. El proyecto de Carrera Docente del gobierno es un hijo legítimo de los administradores y beneficiarios del modelo neoliberal, tanto por su forma como por su lógica estructural, razón por la cual el 96% del profesorado lo ha rechazado y ha levantado y mantenido un Paro Indefinido hasta el retiro del proyecto del parlamento. A regañadientes, el PC y Gajardo, aceptaron ser parte de la movilización y asumir que habían sido estafados en sus expectativas (sí, aún sus militantes de base soñaban en la redención de los lobos neoliberales). Pero el realismo político afiló sus dientes y apretó sus fauces ante estos tímidos reflejos de dignidad y nuevamente los ha doblegado a las necesidades del gobierno y los intereses del gran empresariado. Se pueden buscar excusas, pero la verdad es concreta, y la actuación de Gajardo y el PC es una traición a las y los profesores de Chile.

Ahora bien, la acción personal de Gajardo puede presentar más de una lectura. Una interpretación posible, concediendo el derecho a la duda, es suponer que la dirección PC y su militante en cuestión, sinceramente, evalúan que su participación en la NM está permitiendo algunas reformas al modelo neoliberal ya que, de caso contrario, se descartaría cualquier avance en la humanización del capitalismo… (bueno, al menos esa es la versión extendida entre sus militantes). Otra posibilidad, la más sencilla y extendida, es que ha actuado en función de las necesidades de las cúpulas del PC y de los acuerdos establecidos con la NM y que por tanto ha cumplido un papel de correa de transmisión de la voluntad del gobierno dentro del gremio. Por último y complementaria a la anterior, la interpretación que compartimos como Colectivo, es que la actuación de Gajardo es el anticipo de que la dirección del PC prontamente sincerará que “el realismo sin renuncia” es simplemente desistir en el corto y mediano plazo de reales transformaciones al Chile neoliberal (siempre podrá buscar excusas en la correlación de fuerzas; la coyuntura económica, u otras cantinfladas parecidas), y de este modo, será más evidente que su participación en la NM está dada únicamente por los beneficios económicos que le ha significado a los dirigentes del PC el ocupar distintos cargos en la estructura estatal a través del ya conocido cuoteo de cargos. Cuestión que por cierto, es inversamente proporcional a su influencia política, pues, tras el cambio de gabinete y la derechización de la NM,  ella es igual a cero.

Por lo anterior, a menos que dé un giro en 180 grados en su línea política, el PC ya no puede jugar un rol progresivo en las luchas sociales. Ello no porque se reste abiertamente de uno u otro frente de acción, sino en tanto que, en cada uno de ellos desarrollará un papel de contención y desvió de las demandas anti-neoliberales de la población.

Finalmente, en cuanto a lo que una inmensa mayoría de profesores ha tildado como la traición de Gajardo, hay que recalcar que dicho calificativo no es debido a una transgresión  de la normativa que rige la estructura orgánica del Colegio de Profesores de Chile, sino más bien, que surge del  sentido común democrático que dice que la voluntad de las mayoría debe ser representada por los dirigentes gremiales. Y si bien Gajardo debe ser reconocido como un instrumento de la MN y de su partido, más que como dirigente del Colegio de Profesores de Chile,  no es menos cierto que, esta situación tiene sus base en los propios estatutos del CPCh, y nos pone como desafío el luchar por la democratización real de nuestras instituciones, de caso contrario, estaremos constantemente a merced de liderazgos personalistas que no dudarán en vender al mejor postor los intereses del gremio cuando vean que pueden obtener beneficios personales o partidista. Es por esto que, por el  momento, es necesario fortalecer al menos las organizaciones de base de nivel comunal y, si es necesario, generar a nivel regional y nacional coordinadoras que nos permitan mantenernos comunicados, no solo mirando el actual contexto, sino también proyectando nuestro accionar en defensa de nuestro gremio, de las y los trabajadores de la educación,  y de la educación pública en su conjunto.

No somos grupúsculos o masas inconscientes, liderados por sujetos perversos en búsqueda de poder, como nos quieren presentar los análisis funcionales al modelo y al poder, somos una corriente de profesores que estamos dispuestos a luchar para evitar que nuestras escuelas y nuestro rol sean absorbidos por las lógicas tecnocráticas y neoliberales. Que sean los profesores de base quienes decidan los objetivos y métodos de lucha. Arriba las y los profesores que luchan, en estos días que la consecuencia sea la principal acción educativa.