Declaración pública

Valparaíso, 21 de mayo de 2015

Desde hace ya varios meses, compañeras y compañeros de distintas regiones nos hemos organizado para construir un espacio a nivel estudiantil, que responda a la necesidad de transformar la sociedad. Nos reconocemos como parte del pueblo, y como tal, sentimos la necesidad material y el deber moral de incidir en nuestra realidad, hacia un horizonte donde no exista la dominación ni la explotación. Por ello, y en el contexto de la rearticulación del sector libertario en Chile, hemos decidido crear una nueva organización donde, con conciencia histórica, autocrítica y voluntad de construcción, aportemos desde lo estudiantil a la reconstrucción del tejido social y al avance del movimiento popular en la consecución de sus demandas estratégicas, desde una perspectiva clasista, feminista y libertaria.

Reconocemos que el movimiento social no es el mismo que hace una década. Durante los últimos años, la organización en el seno del campo popular, con sus altibajos y ritmos propios en cada sector, ha ido creciendo cada año. En particular en el sector estudiantil, desde el 2001 las y los estudiantes se han ido transformando en un actor social válido, con niveles crecientes de conciencia y masividad que tuvieron su estallido definitivo el 2011, cuando fuimos capaces de cuestionar el proyecto educativo de manera global y como síntoma de un problema mucho mayor: el arrebato de nuestros derechos sociales, propio del sistema neoliberal instaurado por la dictadura y profundizado por los gobiernos de la Concertación. En el momento político actual, sin embargo, se nos presentan nuevos desafíos. Posterior al 2011, ha sido difícil volver a levantarnos con la misma fuerza, enfrentándonos al reflujo y la pasividad luego de una larga movilización, que si bien significó un avance cualitativo en el cuestionamiento de las lógicas mercantiles, tuvo escasas victorias concretas en términos reivindicativos.

Con la segunda llegada de Bachelet al gobierno, la Nueva Mayoría (NM) ha intentado hacer suyas las consignas construidas desde el movimiento social– la educación gratuita, las reformas laboral y tributaria, sistema previsional, despenalización del aborto y nueva constitución – pero vaciándolas del contenido transformador con que se propusieron. Actualmente, los casos de corrupción que han afectado transversalmente a la casta política con la consecuente crisis de legitimidad institucional, sumado al creciente cuestionamiento de los sectores movilizados de la sociedad hacia las reformas de la NM nos dejan en una encrucijada como movimiento social, ya que pese a la crisis, las reformas se están llevando a cabo en los pasillos del parlamento. Frente a un nuevo 21 de mayo, el ambiente de moderación y vuelta del partido del orden a tomar la conducción del gobierno auguran aún menos posibilidades de transformación a través de las reformas, por lo que es el pueblo y sus organizaciones quienes debemos a través de la movilización tensionar el escenario político para conseguir avances significativos.

Uno de los aprendizajes más importantes que hemos tenido como estudiantes ha sido asumir de manera consciente la necesidad de articularnos con el resto de los sectores en lucha, lejos de lo instrumental o lo meramente táctico esta articulación debe reflejar una profunda solidaridad de clase, el comprendernos parte de un mismo proyecto histórico. Es así como la lucha por un nuevo sistema de educación no es una demanda gremial, sino la exigencia de la sociedad para construir desde las comunidades mecanismos de transmisión y producción de conocimiento que sea útil a nuestras necesidades y no a las del mercado, capaces de cuestionar las imposiciones del patriarcado y el capitalismo. Sin duda hemos avanzado en correr las fronteras del sentido común, sin embargo, aún falta mucho por avanzar en materia de organización y politización, sobre todo en los sectores con menos tradición de lucha como CFTs, IPs y universidades privadas no tradicionales. Urge más que nunca profundizar en el contenido de la educación que queremos y resolver en la construcción cotidiana qué significa una educación pública, no sexista, intercultural y que promueva el respeto y solidaridad entre los pueblos que habitan este territorio.

Como organización en construcción, sabemos que los desafíos son muchos. Nuestra intención y determinación, por tanto, está en ser un aporte al actual momento político y los venideros, entendiéndonos como parte del movimiento popular y aportando a su construcción, a través de nuestra lucha como estudiantes y futuros trabajadores y trabajadoras.

Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones, un mundo donde no habrá dominación de clase, sexo ni raza. Nuestra más profunda convicción y voluntad es que no descansaremos hasta verlo nacer.

¡Con organización, lucha y acción, los pueblos avanzan hacia el socialismo y la liberación!

¡Arriba las y los que luchan!

Acción Libertaria

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