por Marina Lanalhue

Un nuevo 3 de mayo azotó  estas costas, esta tierra, este pueblo, y nos trae el recuerdo de ese 2007 cuando fue asesinado el joven trabajador  Rodrigo Cisterna, acribillado hace ya 8 años por la policía en la Provincia de Arauco, situada en la devastada región del Biobío.

Este asesinato fue la respuesta de la patronal y del gobierno a las demandas de los trabajadores de la empresa Bosques Arauco (de Empresas Arauco, también dueña de CELCO, y propiedad de Empresas COPEC, del clan Angelini), quienes se volcaron a la huelga por el aumento del sueldo base, que para muchos no superaban los $60.000, otro de los puntos centrales de esta movilización era que no existiera distinción de ningún tipo entre trabajadores de planta y subcontratados, una demanda central que hoy y como siempre, es impulsada por los sectores más comprometidos del movimiento obrero que empieza a resurgir.

Las circunstancias de su muerte y como fue fatalmente asesinado son por todos conocidas. En un intento desesperado por ser escuchados, después de 3 meses de negociación con la empresa  las trabajadores se volcaron a la carretera para cortar el paso, por lo cual fue enviada la fuerza pública a reprimir, cumpliendo con su rol histórico que ha sido siempre defender la propiedad de los ricos y atormentar al pueblo, así en este escenario Rodrigo se subió a una grúa desesperado al ver como sus compañeros, hombres de trabajo, hombres de esfuerzo, estaban siendo maltratados y detenidos y emprendió contra los vehículos policiales que se usan habitualmente para reprimir como son “guanacos” y “zorrillos”, ya que la policía no contenta con maltratar y agredir a los obreros también destrozaron varios vehículos de trabajo que con esfuerzo habían logrado comprar sus compañeros. La respuesta de estos guardianes amaestrados fue el hierro y la sangre, disparándole a mansalva a Rodrigo de 26 años, trabajador, padre, joven, luchador. Los disparos se escucharon como ráfagas y el cuerpo de este humilde trabajador con toda la vida por delante, acribillado, desangrado en la lucha por un sueldo y condiciones de trabajo dignas, el saldo de esa noche fueron 5 trabajadores heridos de gravedad uno finalmente perdió la visión, 5 trabajadores heridos y uno muerto por 25 balas de una subametralladora UZI, 25 balas por 26 años de vida.

La noticia se esparció y recorrió velozmente el largo y ancho del país. Los medios de comunicación fieles a los poderosos exhibieron con morbo un video grabado por carabineros en el cual se registraba el momento exacto del asesinato de Rodrigo y así llenos de indignación fuimos testigos de cómo una vez más el capital se cobraba la vida de un hijo del pueblo.

Rodrigo, hoy te recordamos porque como trabajadores y trabajadoras sabemos cómo es la vida en este sistema de injusticias y abuso, sabemos la desesperación que se siente cuando miras hacia el futuro y solo vez la misma rutina una y otra vez. Sabemos de ese dolor en el pecho cuando ves que este mes te falta para darle lo necesario a tus hijos, sabemos esto porque somos hijos venidos del mismo vientre, hijos del trabajo, hijos de la miseria y el neoliberalismo. Como tú luchamos contra esta maldición que se cierne sobre nuestras cabezas, luchamos para que la vida de nuestros pequeños sea diferente, luchamos para que no existan más Rodrigo Cisterna asesinados, para que las y los trabajadores no tengan que tomar medidas extremas para tener lo que les pertenece. Rodrigo, hoy te dedicamos estas palabras porque aun se estremece el corazón al escuchar tu nombre, Rodrigo vivirás por siempre como una luz que nunca se apagará, en el mundo nuevo que llevamos en los corazones.